domingo, 1 de marzo de 2009

¡A la Gracia de Dios!

Era una expresión que se utilizaba antaño en los grandes veleros cuando la virada constituía una maniobra difícil y peligrosa.
Fallar una virada, con viento fresco, a barlovento de la costa, es una de las causas de accidentes más frecuentes. Constituye, de alguna manera, una especie de fracaso que revela, si no un inadecuado conocimiento del barco y de la mar, al menos una mala apreciación de las condiciones del momento. Para llevar a cabo una virada con éxito, es necesario que se cumplan algunas condiciones.:
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1.-Que el barco lleve el trapo adecuado y esté bien equilibrado.
2.-Tener en cuenta el estado del mar, elegir el momento adecuado.
3.-Iniciar el movimiento desde la ceñida, para reducir el camino a recorrer con velas sin propulsión
4,-Mantener la velocidad para cruzar el eje del viento sin dificultad.
5.-Maniobrar correctamente la caña y las escotas.
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Con buen tiempo, se puede virar simplemente cumpliendo dos o tres de estas reglas, pero con viento y mar, es cuando no podemos permitirnos fallar la virada, por lo que deben darse todas las condiciones.

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